Y sigue el calor, el verano apresa mi cuerpo y, como de costumbre, me es imposible dormir. Las 5:35 de la mañana, la luz del “play” del equipo de música alumbra intermitentemente mi falta de sueño, y en el interior un disco de unos 14 centímetros de diámetro alberga una ingente cantidad de sentimientos.
A ritmo del “empty” de The Cranberries intento dar caza a los pensamientos que rondan mi cabeza. Es increíble cómo algo, una canción que pretende definir un vacío en su título, puede significar, contener, una personalidad, emociones que cualquiera puede atribuirse a sí mismo con suma facilidad (un inciso para decir que el “No need to argue” merece ser considerado una obra maestra de la música).
Pues si, “empty”, vacío, así se puede sentir uno aun albergando incontables sensaciones en su interior, aun viviendo la vida de la forma que (cree que) quiere, siendo para tu entorno alguien en quien reflejarse, en un sentido u otro y en que, al contrario que muchos puedan pensar, vivir acorde a su propia forma de entender la vida, libremente elegida, no es fácil.
A veces, sentirse libre pasa de ser una opción a una necesidad, una obligación y por último, a una cadena perpetua, una cárcel inexorable.
A veces, la libertad se convierte en algo de lo que es imposible escapar y entonces qué, ¿se deja de ser libre? Qué paradoja, aunque con mucho más sentido del que pueda parecer.
5:45, mis ojos son incapaces de cerrarse, buscan sin mi permiso en la oscuridad, buscan respuestas a las preguntas que se hace mi mente. Parece como si órganos tan básicos de los cuales creemos tener el control se desviaran del camino que les marcamos como si ellos mismos supieran que son necesarias ciertas acciones que inconscientemente, evitamos ordenar.
Un momento, mi vista me conduce a uno de mis pensamientos, se cierran mis párpados, aunque no para dejar de trabajar, sino para llevarme a mi mente, allí parece esperar algo. Comienzo a tomar conciencia de algo, o ese algo me toma a mí; me mira fijamente, me está pidiendo que le describa.
Bien, ahí voy. Su forma es casi perfecta, aunque lo pierdo rápidamente. Curiosamente no puedo verlo, es posible que haya salido de mí, que haya perdido esa sensación, y se tiñe en intranquilidad.
No lo veo, pero aun así, se que está ahí, sé dónde está en cada momento, aunque noto cómo cambia de apariencia y lugar en cada instante. Me siento dentro de un juego que esa figura ha creado para mí, la persigo, disfruto, por el camino me deja mensajes para que no decaiga el juego.
'
Placer', es lo primero que leo, situado en el fornido tronco de un roble, en el que debe haber estado recientemente. Es maravilloso, lo rodea una fuente de colores, olores y sonidos indescriptibles, que me hacen extasiarme de ellos, me hacen sonreír, desear, gritar…Sólo es una pista, he de seguir en el camino, en la dirección que me marca.
Lo que veo ahora no me gusta: el paisaje se torna oscuro, el cielo se enturbia y me sobresalto cuando el vapor de las grisáceas nubes forman imágenes, entre las cuales leo el '
dolor'. Tiemblo, miro a todos lados ya que estoy seguro de encontrarme en el lugar más siniestro del planeta. “Sólo forma parte del juego” – pienso, así que corro, corro para alejarme y seguir tras lo que busco, pero comienza a llover primero, a diluviar después, zarzas en el camino, no me dejan avanzar, y al prestar mi atención y mi miedo en ello, olvido casi por completo qué forma tenía aquello que busco. Comienzo a cesar en mi quimera, titubeo y comienzo a recular, pero no hay nada que hacer, la pronunciada pendiente me impide retroceder, demasiado tarde.
Al fondo se contempla un ancho bosque, altos manzanos, naranjos,…tan bello que parece prohibido. Por fin llego a él, me sacio de todo lo que me ofrece, y en un claro, entre espinosos rosales, la brisa acaricia la hierba y me muestra que el lugar del que disfruto se llama '
pasión'. No quiero alejarme, por un instante vuelvo a olvidar el juego, aunque los frutos comienzan a agotarse, las flores a marchitar y el verde a escasear, he de marcharme.
Al fin, vislumbro, aunque no muy nítidamente, una figura, similar a la que vi al principio, cada vez me parece más misteriosa, pero ese misterio forma parte de la propia conciencia de su entendimiento. Me empuja y zarandea suavemente, disfrutando ambos con ello, y mientras tanto me susurra:
'
este es el camino; a veces las partes más dulces te llevarán mayor tiempo en recorrer, no querrás avanzar, otras, las zarzas te atraparán por largos periodos, tu jugarás a estar enredado en ellas, pero en ambos casos sabrás que finalmente, algo sucederá para continuar, porque ahora, y sólo ahora sabes que has de buscar, pero jamás te empeñes en encontrar'.
6:30, el disco deja de latir, la luz se apaga. Sonrío y en un instante he caído en el más profundo sueño.