sábado, abril 15, 2006

Désenchantée

Me has hecho descubrir que tus promesas no eran eternas, sino más bien sólo relativas y que es legítimo romperlas a conveniencia.

Que tu amor estaba limitado en el tiempo, como la vida misma.

Que los engaños son lo único que podrá perdurar en este mundo, porque una vez cometidos no se pueden deshacer sin volver a engañar.

Hoy tú me has enseñado que la inocencia es un estado pasajero, del que cuando se sale, nunca más se vuelve a entrar.

También me he dado cuenta de que la esperanza es una broma, y el que la porta, un personaje de comedia para los demás, y de tragicomedia para sí mismo.

Que la exigencia de ser amado es inútil cuando la voluntad del amante es dejar de amar.

Hoy he visto como lo que creía robado, realmente ha escapado por deseo propio.

Hoy sé que te apoyas en la persistencia del pasado para evitar un futuro basado en el presente.

viernes, octubre 28, 2005

Locura

Ahora arropo a la locura, no es fácil adorarla. Si no estuviera loco, no podría escribir estas líneas, pero ahora soy inmenso, y he de dejar constancia de ello. Lo que para vosotros es la peor de las desgracias, para mí es la mejor de las virtudes.

Anhelaréis mi locura, así como yo despreciaré lo que llamáis cordura, mi arrogancia es el modo más virtuoso de combatir vuestra parsimonia y vestigios de ignorancia, lo cual jamás os podréis sacudir, y se convertirá en el mayor peso que cargaréis a lo largo de vuestra vida, os cegará y lo más triste es que no os daréis cuenta. Yo en cambio, ayudado por mi senilidad, que no es mía sino atribuida por vosotros, me sentiré ligero, y algún día flotaré sobre vuestras cabezas y os contemplaré no sin extrema compasión, necios.

lunes, octubre 17, 2005

Te vas

Anoche fue la noche más triste de mi vida. Justo antes de ir a la cama recibí un mensaje de la persona a la que más he querido y que jamás dejaré de querer. Hace varios meses que no estamos juntos, nos han separado las circunstancias, pero siempre ha existido un gran amor entre los dos, con su correspondiente odio.

Pero ayer se rompió mi vida, en el momento en que en su mensaje flotaba la imagen de la decepción. Básicamente, sólo decepción. Puedes decepcionar a alguien, o más bien fallarle en un momento determinado, pero cuando veía el mensaje e intentaba quitar esa palabra, el mensaje quedaba absolutamente vacío, no había nada más. Me hundí.

Tardé pocos minutos en caminar hasta su casa mientras la llamaba sin éxito. Intenté resumirle en un par de mensajes todos mis sentimientos, y mi incredulidad por lo que había visto, pero fue inútil.

Hoy he conseguido (casi obligado) que hable conmigo. Y ha sido incluso peor: en ella se reflejaba el desconsuelo y una llama consumida, una de las dos que siempre que hemos estado juntos han brillado ferozmente. En otros momentos he podido notar como esas llamas crecían juntas, como el viento las alejaba en alguna ocasión, pero que siempre han resultado ser un inmenso halo de luz al final. Hoy me he encontrado con su llama apagada, y una mecha truncada con el objetivo de no volverla dejar arder nunca más.

La impotencia de estar a su lado y no verme reflejado en sus ojos ha sido un puñal que se ha clavado firmemente en mi pecho. Al menos una explicación, - exigiéndole con el corazón, con mi respiración entrecortada, con los nervios rozando el ambiente - un motivo para saber por qué has dejado de quererme. Decepción es lo único que podido concluir en el silencio.

Si hubiera percibido lo más mínimo su alma, la habría zarandeado para que reaccionara, porque ella sabe que soy yo, el mismo payaso que siempre la ha hecho sonreír, el tonto que se quedaba en silencio mirándola mientras dormía, el mismo cabrón que la ha hecho sufrir en algunas ocasiones, pero sobre todo el mismo que aquel día dijo “te quiero” y que jamás olvidará la promesa de que esas palabras serían para siempre.

Ahora me siento el protagonista de un escenario donde estoy fuera de lugar, donde no sé por qué ya no pinto nada, y que ni siquiera tratas de recordar que una vez, en el escenario de tu vida, donde tú y yo nos creímos en la película más bella que jamás haya podido existir.

lunes, octubre 10, 2005

Y llueve...

No sé si serán las primeras gotas del otoño, que afortunadamente han llegado, un simple momento de inspiración, o el comienzo de una bonita amistad con el teclado y el bloc de notas, pero el caso es que me apetece volver a escribir.

Sea lo que fuere, es un placer apagar fugazmente la televisión, sentir la necesidad de asomarme a la ventana a oler la lluvia, escuchar la calle con un sonido diferente y dejarme llevar por tan bello escenario para negarme a olvidar de nuevo las ideas que me llenan la vida en este momento.

- Por fin vuelve a llover – dice un país entero.

La gente se alegra interesadamente, pero simplemente coge su paraguas, odiando las lentas hileras de vehículos en la carretera, obviando que se empapa de esa lluvia.

Yo la echaba de menos sinceramente. He salido a la puerta a recibirla con el torso desnudo, mirándola fijo, con una sonrisa, para rozarla y fundir el frío de sus lágrimas con el calor de mis labios.

No podía escribir sin ti, gracias.

lunes, septiembre 12, 2005

La playa sin ti



- ¿Cómo sabías que me encontrarías aquí?
- Me lo ha dicho ella, llorando sobre el mar, porque te ha visto sólo, y me pedía a gritos que viniera a ella, que viniera a ti.

viernes, julio 15, 2005

En la madrugada

Y sigue el calor, el verano apresa mi cuerpo y, como de costumbre, me es imposible dormir. Las 5:35 de la mañana, la luz del “play” del equipo de música alumbra intermitentemente mi falta de sueño, y en el interior un disco de unos 14 centímetros de diámetro alberga una ingente cantidad de sentimientos.

A ritmo del “empty” de The Cranberries intento dar caza a los pensamientos que rondan mi cabeza. Es increíble cómo algo, una canción que pretende definir un vacío en su título, puede significar, contener, una personalidad, emociones que cualquiera puede atribuirse a sí mismo con suma facilidad (un inciso para decir que el “No need to argue” merece ser considerado una obra maestra de la música).

Pues si, “empty”, vacío, así se puede sentir uno aun albergando incontables sensaciones en su interior, aun viviendo la vida de la forma que (cree que) quiere, siendo para tu entorno alguien en quien reflejarse, en un sentido u otro y en que, al contrario que muchos puedan pensar, vivir acorde a su propia forma de entender la vida, libremente elegida, no es fácil.

A veces, sentirse libre pasa de ser una opción a una necesidad, una obligación y por último, a una cadena perpetua, una cárcel inexorable.

A veces, la libertad se convierte en algo de lo que es imposible escapar y entonces qué, ¿se deja de ser libre? Qué paradoja, aunque con mucho más sentido del que pueda parecer.

5:45, mis ojos son incapaces de cerrarse, buscan sin mi permiso en la oscuridad, buscan respuestas a las preguntas que se hace mi mente. Parece como si órganos tan básicos de los cuales creemos tener el control se desviaran del camino que les marcamos como si ellos mismos supieran que son necesarias ciertas acciones que inconscientemente, evitamos ordenar.

Un momento, mi vista me conduce a uno de mis pensamientos, se cierran mis párpados, aunque no para dejar de trabajar, sino para llevarme a mi mente, allí parece esperar algo. Comienzo a tomar conciencia de algo, o ese algo me toma a mí; me mira fijamente, me está pidiendo que le describa.

Bien, ahí voy. Su forma es casi perfecta, aunque lo pierdo rápidamente. Curiosamente no puedo verlo, es posible que haya salido de mí, que haya perdido esa sensación, y se tiñe en intranquilidad.

No lo veo, pero aun así, se que está ahí, sé dónde está en cada momento, aunque noto cómo cambia de apariencia y lugar en cada instante. Me siento dentro de un juego que esa figura ha creado para mí, la persigo, disfruto, por el camino me deja mensajes para que no decaiga el juego.

'Placer', es lo primero que leo, situado en el fornido tronco de un roble, en el que debe haber estado recientemente. Es maravilloso, lo rodea una fuente de colores, olores y sonidos indescriptibles, que me hacen extasiarme de ellos, me hacen sonreír, desear, gritar…Sólo es una pista, he de seguir en el camino, en la dirección que me marca.

Lo que veo ahora no me gusta: el paisaje se torna oscuro, el cielo se enturbia y me sobresalto cuando el vapor de las grisáceas nubes forman imágenes, entre las cuales leo el 'dolor'. Tiemblo, miro a todos lados ya que estoy seguro de encontrarme en el lugar más siniestro del planeta. “Sólo forma parte del juego” – pienso, así que corro, corro para alejarme y seguir tras lo que busco, pero comienza a llover primero, a diluviar después, zarzas en el camino, no me dejan avanzar, y al prestar mi atención y mi miedo en ello, olvido casi por completo qué forma tenía aquello que busco. Comienzo a cesar en mi quimera, titubeo y comienzo a recular, pero no hay nada que hacer, la pronunciada pendiente me impide retroceder, demasiado tarde.

Al fondo se contempla un ancho bosque, altos manzanos, naranjos,…tan bello que parece prohibido. Por fin llego a él, me sacio de todo lo que me ofrece, y en un claro, entre espinosos rosales, la brisa acaricia la hierba y me muestra que el lugar del que disfruto se llama 'pasión'. No quiero alejarme, por un instante vuelvo a olvidar el juego, aunque los frutos comienzan a agotarse, las flores a marchitar y el verde a escasear, he de marcharme.

Al fin, vislumbro, aunque no muy nítidamente, una figura, similar a la que vi al principio, cada vez me parece más misteriosa, pero ese misterio forma parte de la propia conciencia de su entendimiento. Me empuja y zarandea suavemente, disfrutando ambos con ello, y mientras tanto me susurra:

'este es el camino; a veces las partes más dulces te llevarán mayor tiempo en recorrer, no querrás avanzar, otras, las zarzas te atraparán por largos periodos, tu jugarás a estar enredado en ellas, pero en ambos casos sabrás que finalmente, algo sucederá para continuar, porque ahora, y sólo ahora sabes que has de buscar, pero jamás te empeñes en encontrar'.

6:30, el disco deja de latir, la luz se apaga. Sonrío y en un instante he caído en el más profundo sueño.

jueves, junio 02, 2005

Amar

Querer en silencio, porque una sola palabra puede convertir un llanto en la más amarga pena.
Jugar a cuidar a la persona que algún día puede destrozarte el corazón.
Vivir con la convicción de que volverías una y mil veces a morir por quien amas.
Poder recorrer los cuerpos más plenos de lujuria y no sentir más que vacío.
Una señal, un indicio o una casualidad por la que volverse loco, creer en el destino y dirigirse hacia éste, a sabiendas de que sólo es un espejismo.
Darlo todo por aquello que nunca tendrás.
La necesidad de olvidar a quien se ama y la obligación de recordar su ausencia por siempre.
El silencio en el gentío y el mayor grito en la soledad.
Saber que se busca lo que no existe, mas dejar de buscar es morir.
El 'haber amado', sólo con significado cuando el 'seguiré amando (eternamete)' lo acompaña.


Amar hiere al amado, pero mata al amante.